ORGANIZACIÓN ECONÓMICA DE LA NUEVA ESPAÑA

ORGANIZACIÓN ECONÓMICA DE LA 

NUEVA ESPAÑA



Agricultura.


La base de la alimentación en esta época fueron los cultivos indígenas: el maíz, el fríjol y el chile, que se producen en casi todo el país.
Muy importante también fue el cultivo del maguey de pulque.
Hubo nuevas técnicas de abono, animales, rotación de cultivos para sembrar la tierra y además la aparición del ganado modifico el sistema. Se usó la rueda, la cuerda, el carro, la azada, el arado etc. Hubo nuevos cultivos ya que los conquistadores aclimataron nuevas plantas: el trigo, que prosperó en las tierras templadas y frías; el plátano, el arroz y la caña de azúcar se extendieron en la tierra caliente. La plantación de árboles frutales traídos de España se difundió rápidamente, aun entre los nativos, debido a los misioneros.
El cultivo de la morera y la cría del gusano de seda adquirieron enorme importancia en el Siglo XVI, pero luego fueron prohibidos, así como el cultivo de la uva y el olivo.

Otros cultivos coloniales preferidos fueron los de la cochinilla (insecto que se cría en los nopales y produce un color púrpura), el de la vainilla, el añil y el tabaco.

Las causas del atraso en la agricultura en la época colonial mexicana fueron las siguientes: La mala distribución de la tierra, que originó el latifundismo; los mayorazgos, cuyos poseedores estaban ausentes o no tenían interés en sus propiedades; los bienes de manos muertas, que dejaban sin cultivar grandes extensiones; la falta de buenos sistemas de irrigación, y la prohibición para ciertos cultivos.



Ganadería.
La caballada y el ganado vacuno, traídos de España, se propagaron rápidamente. Lo mismo ocurrió con la cría de ovejas, cerdos y gallinas, aún entre los conquistados.
Se inició también un comercio muy intenso de ganado vacuno y de  productos de los mismos. Los cueros se enviaban a España con el objeto de aprovecharlos en las industrias. Se utilizó para estos animales la comunidad de pastos para permitir que el ganado pudiera ir libremente por todos los terrenos que no estuvieran cercados. 

Industria.
Todas las leyes dictadas por el Consejo de Indias en materia de industria tuvieron un carácter prohibitivo para la Nueva España.
No se permitió la fabricación de vinos, ni la elaboración de sedas. Al efecto se mandaron destruir inmensos plantíos de caña de azúcar, de vid y de moreras.

Si a lo expuesto agregamos que la técnica usada era rudimentaria, pues los peninsulares, al pasar a América, implantaron en estas nuevas tierras las formas más retrasadas de trabajo, lastre del decadente feudalismo en que se debatía España.

La Corona Española no ahogaba las iniciativas de producción industrial, sino las frenaba para que ellas se mantuvieran en nivel que a ella. Sin embargo, hubo algunas industrias: las de hilados y tejidos, que fabricaban telas groseras de lana y algodón, y las que elaboraban tabacos, azúcar y naipes. La explotación de la grana y del pulque fueron los menos perjudicados.


Minería.
Fue ésta la actividad más importante de la Nueva España, debido a que el concepto de riqueza de la época se basaba en la cantidad de metales preciosos que poseyeran tanto los pueblos como lo
s individuos. Las primeras explotaciones mineras se enfocaron haca los yacimientos de plata y oro ya conocidos antes de la conquista, otras explotaciones mineras fueron el cobre, el plomo y el mercurio. La mano de obra muy barata o gratuita de los esclavos; los privilegios concedidos al gremio de los mineros; el interés de la Corona por el Real Quinto que percibía y la no intervención de la Iglesia en los negocios de minas favorecieron el desarrollo de esta. El colegio de minería fue de gran importancia, debido a su forma de enseñanza y organización, tuvo una gran prosperidad al principio, a pesar de una decadencia posterior.


Comercio exterior.

Con el fin de organizar el comercio de la metrópoli con las colonias se creo en el año 1503 la Casa de Contratación de Sevilla, con autoridad para conceder permisos y recaudar impuestos sobre importación y exportación, armar embarcaciones y supervisar mercancías, recibir el oro dirigido tanto a la Corona como a los particulares, estudiar y resolver los litigios habidos entre los comerciantes, conocer de las violaciones cometidas en los reglamentos y vigilar que los barcos empleados en el comercio fuesen construidos en España y tripulados por españoles. Además, este organismo tuvo facultades legislativas, administrativas, judiciales y hacendarias.

Comercio Interior.

El comercio interior padeció de una serie de obstáculos en perjuicio de los consumidores, quienes adquirían los artículos con un recargo de cien a doscientos por ciento. Los numerosos impuestos, las cuadrillas de salteadores, la falta de vías de comunicación, la amenaza de tribus chichimecas, la escasez periódica de moneda, etc., obligaron a los consumidores a adquirir productos de contrabandistas holandeses, ingleses y franceses.