Cuestionario

¿En qué consisten las reformas o medidas formada por Luis Velasco I y II,Juan de Palafox,Antonio María de Bucareli y 
Conde de Revilla y Gigedo ?

Luis de Velasco I : Carlos V firmó su nombramiento en Bruselas el 4 de julio de 1549. Fue un virrey generoso y humanitario. Desde el primer momento siguió las indicaciones que le fueron dadas por la Corona. Ordenó poner en libertad a todos los indios esclavos, medida que había sido rechazada hasta ese momento por los encomenderos. Él declaró que era más importante la libertad de los indios que las minas de todo el mundo y que las rentas percibidas.

Logró el respeto y la admiración de las comunidades indígenas y de gran parte de la población española y criolla. Se prohibió a las órdenes religiosas la orden del matrimonio y se les impuso al cuidado de los indígenas para que no se volvieran perezosos.
Se preocupó por extender las fronteras del norte y de continuar la obra urbanizadora de Mendoza y señaló un lugar para la casa real de consejo y cabildo, aduana y atarazana, templo y puerto así como un hospital para pobres y enfermos.

A mediados de 1554, los levantamientos chichimecas se intensificaron, impidiendo las comunicaciones con las minas de Zacatecas, así que mandó al oidor Francisco de Herrera para que los persiguiese y redujera. Se dispuso la construcción de dos presidios, San Felipe y San Miguel como puestos de avanzada y reductos protectores.
En las fronteras del norte, el virrey Velasco nombró a Francisco de Ibarra, hijo de un yerno suyo, para que fundara poblaciones y avanzara hacia el interior, partiendo de Zacatecas, con un fuerte contingente de tropas y pertrechos. Pudo llegar hasta el río Conchos y estableció algunos presidios. Estas conquistas, sin embargo, fueron disputadas por el gobernador Vázquez Coronado, que alegaba haber sido el descubridor de la zona, aunque la había abandonado sin dejar guarnición alguna. Ibarra, por su parte, las pobló con numerosos misioneros.

El virrey Velasco apoyó la fundación de la Universidad, inaugurada con su presencia el 25 de enero de 1553 y promovió los estudios y la publicación de obras importantes.

Luis de Velasco II: su segundo año de gobierno coincidió con la aparición de la peste, que causó graves estragos entre la población menos favorecida. Logro la paz con los chichimecas que atacaban con frecuencia las zonas de Guanajuato y Zacatecas. En 1591 llegó a la ciudad de México una embajada india que traía las condiciones de negociación, consistentes fundamentalmente en el suministro de carnes y ropas. Aceptadas estas demandas por el virrey, consiguió de los chichimecas que reconociesen la formación de nuevos pueblos y su colonización por familias tlaxcaltecas ya cristianizadas a las que acompañaron misioneros franciscanos. Como consecuencia, se establecieron cuatro centros de población: San Luis Potosí, San Miguel Mesquitic, San Andrés y Colotlán.
Construyó el paseo de la Alameda aprobado por el cabildo en 1592, situado sobre el antiguo tianguis de San Hipólito. Apoyo el sostenimiento del Hostital Real, estableció una fábrica de armas y pólvora en Chapultepec, inició las obras de protección y defensa de los litoralesy atendió a la limpieza de la ciudad tras las inundaciones, con ocasión de las lluvias torrenciales que caían sobre el valle.
Ordenó cuidar las causas civiles de los indios y el trato a veces injusto y discriminatorio que les proporcionaban.

Intentó el establecimiento de una política paternalista y de excesivo proteccionismo que tropezó con la naturaleza huidiza de los indios.
Cuando Felipe II decidió la imposición de nuevos tributos, con la finalidad de lograr ingresos suficientes con los que sostener los gastos de guerra, aumentaron de cuatro a ocho reales los tributos que los indios pagaban, la mitad de ellos en forma de empréstito. Deseando aliviar esta situación y fomentar al mismo tiempo la cría de gallinas y otras aves de corral, el virrey estableció que el pago fuera de siete reales y una gallina, lo que provocó el aumento de la especulación y el comercio negro de este tipo de aves, que alcanzaron precios de compra exorbitantes.

En esta primera época del virreinato de don Luis de Velasco, el monarca ordenó la supresión de la Audiencia de Filipinas, cuyas justicias en lo civil y la gobernación de las islas en lo general, pasaron a depender de la Nueva España. Los años finales de este periodo los consumió el virrey alentando nuevos intentos de expansión territorial.

Juan de Palafox: Nombrado Fiscal del Consejo de Indias el 25 de octubre de 1629 y hasta que el 27 de diciembre de 1639 fuese designado y se le consagró obispo electo de Puebla de los Angeles, en México (por el cardenal Agustín Espíndola, arzobispo de Compostela) estuvo dedicado a seguir y estudiar los problemas de América, subiendo en la escala de sus responsabilidades hasta la de consejero en 1633, de tal modo que se le consideró decano de todos los demás. Simultáneamente, se le nombró visitador general de Nueva España y juez de residencia de los virreyes marqués de Cadereita y marqués de Cerralvo, en cuyos juicios procedió con gran rigor. Sus biógragos asientan el rechazo a asumir el encargo del monarca y su aceptación final, tras la insistencia de sus valedores y amigos, el conde de Olivares y el de Castrillo y los padres maestros fray Pedro de Tapia, arzobispo de Sevilla y fray Joan de Santo Thomás, confesor de su Majestad.

Durante el periodo de gobierno obispal, que se prolongó a lo largo de nueve años, dedicó su talento y entusiasmo a la terminación de las obras de la catedral de Puebla, una de las más hermosas de América, sin escatimar el menor esfuerzo. Promulgó las Reglas y Ordenanzas del Coro y Constituciones para la Contaduría, estableció las Reglas de algunas comunidades religiosas y fundó los conventos de las dominicas de Santa Inés, el tridentino de San Pedro y el de teólogos de San Pablo, a los que dotó de bibliotecas especializadas en lenguas indígenas. Su interés por los idiomas hablados por los indios de México, le llevó a acudir a las clases de un seminario donde trató de aprenderlos, promoviendo la publicación del catecismo en náhuatl.

Antonio María de Bucareli: Antonio María Bucareli desembarcó en Veracruz el 23 de agosto de 1771 y, un mes después, el 22 de septiembre, recibió el mando de su antecesor, el marqués de Croix, en San Cristóbal Ecatepec. La entrada solemne en la ciudad de México la realizó el 31 de octubre. Desde el principio, Bucareli se mostró prudente en sus decisiones, pidiendo informes de todos los asuntos de gobierno para saber: “lo que se ha pensado en todos los tiempos”. Esta actitud fue bien recibida por los habitantes del virreinato tras las novedades y proyectos del marqués de Croix, y las campañas militares que encabezó el visitador general, don José de Gálvez, que abandonó el virreinato en 1772. Bucareli se mostró en contra de algunas de esas medidas, como el plan para dividir el virreinato en intendencias, pero apoyó otras, logrando que se ejecutasen y se consolidasen por su enorme capacidad de trabajo y prudencia.

Esta aprobó varias medidas defensivas Otorgó gran importancia a la fortaleza de San Juan de Ulúa, en Veracruz, la que remodeló siguiendo los dictámenes de una Junta. Las obras comenzaron en noviembre de 1775 y concluyeron después de su fallecimiento. Primero las dirigió el ingeniero Segismundo Font y de Miláns y, más tarde, Miguel del Corral. También se construyó el fuerte de Perote, que serviría para mantener un destacamento y víveres con los que socorrer al puerto de Veracruz en caso de necesidad. El plano había sido delineado en 1769 por Manuel de Santiesteban, pero su construcción se demoró entre 1771 y 1776. Este último año, un terremoto arruinó el castillo de San Diego de Acapulco, puerto estratégico en el comercio con Filipinas, lo que aprovechó Bucareli para remodelarlo según los planos del ingeniero Miguel Constanzó, que proyectó un fuerte pentagonal.

El virrey creó tres compañías fijas en 1773: la de Acapulco, con setenta y siete plazas, la del presidio del Carmen, con cien, y la de San Blas (Nayarit), con ciento cinco. Los regimientos de veteranos de Flandes y Saboya regresaron a España, mientras el regimiento de Asturias desembarcó en 1776. La falta de hombres en otros destacamentos fue cubierta con la apertura del ejército a mestizos y castizos, y con el envío de desertores y hombres de leva de España. También se completaron los regimientos de caballería y realizó inspecciones y visitas que redujeron gastos y mejoraron la disciplina. Por iniciativa suya, la Corona aprobó que siempre hubiese en México un batallón de infantería para atender a las cárceles, almacenes, molino de la pólvora, guardias, escoltas y el palacio virreinal. También atendió a las milicias, firmando un reglamento para las de Córdoba y Jalapa (1775), que sirvió de norma para el resto del virreinato. Todos estas reformas militares fueron fomentadas por los ministros de Carlos III en América para evitar otro desastre como el ocurrido en la Habana en 1762.

La labor de Bucareli en la defensa de la frontera septentrional del virreinato fue muy importante. Convocó una Junta el 12 de marzo de 1772 en la que se decidió el traslado de varios presidios, completar las compañías existentes y crear tres nuevas. Además, se acordó que escuadras de veinticinco hombres debían recorrer los caminos para perseguir a los indios. Sin embargo, Bucareli era partidario de usar la suavidad y la maña en lugar de la fuerza y la violencia. Todas las recomendaciones y cambios se incluyeron en una “instrucción reservada” que el virrey envió al nuevo comandante general de las fronteras de Chihuahua, Hugo O’Connor. La labor de este último fue muy importante, realizando los planes aprobados por Bucareli y logrando mantener en paz el gran norte, pero su labor se truncó cuando, el 22 de agosto de 1776, una real cédula creó la Gobernación y Comandancia General de las Provincias Internas, que comprendía Sinaloa, Sonora, California y Nueva Vizcaya, con los gobiernos subalternos de Coahuila, Texas y Nuevo México. La elección de este importante cargo recayó en Teodoro de Croix, sobrino del anterior virrey, con quien Bucareli tuvo una relación tirante debido a las constantes peticiones de hombres y caudales.

El Conde de Revillagigedo: Francisco Güemes Horcasitas, llega a México el 9 de julio de 1746, coincidiendo con la muerte de Felipe V.
Pone su empeño en la transformación de la Hacienda, suprimiendo tributos y depurando la administración. Reorganiza el sistema arancelario para favorecer el comercio, atiende al desarrollo de la ganadería, la agricultura y sobre todo de la minería que será el pilar básico de la economía mejicana en este periodo.
El mismo considera entre las reformas la más delicada la conversión de la antigua moneda al nuevo cuño y el ahorro producido en la ejecución de la orden.
Durante su mando tuvo que defender las costas del reino de los ataques ingleses a los que trata de expulsar de Belice (Yucatán), donde existía un asentamiento inglés clandestino. También refuerza la vigilancia de las fronteras ante el avance de los franceses en Texas.
Su carisma, y el respeto de otros dignatarios coloniales, se aprecia que muchos de ellos cuentan con sus consejos y órdenes para llevar a cabo su tarea.
En el plano social creará reservas de alimentos de primera necesidad para evitar las hambrunas y revueltas que se producían en las épocas de malas cosechas. Puso especial empeño en eliminar los vicios públicos de una sociedad opulenta concentrada en una de las mayores y más bellas ciudades del mundo.
Sin embargo el hecho más notable de su mandato es la ampliación de los territorios de Nueva España, pacificando y colonizando la región de Tamaulipas (Nueva Santander), donde las tribus indias atacaban y hostigaban a los habitantes de los parajes vecinos. Bajo su égida Escandón, (ilustre cántabro nacido en Soto de la Marina, futuro Conde de Sierra Gorda) conquista la zona estableciendo pueblos, misiones y presidios, de los que gran parte tomarán su nombre de lugares de Cantabria, como Laredo, Camargo o Reynosa, llamada Nuestra Señora de Guadalupe de Reynosa y fundada el 14 de marzo de 1749 en honor del Virrey y de su villa natal. Otros pueblos serán bautizados con sus apellidos o los de su esposa y así surgen Güemes, Horcasitas, Gigedo, Aguayo.